CRUZADOS en LA CALERA

La letra de un bolero cubano dice “de quién es la rosa, del jardinero que la planta o de quien la cuida”. Cuando se reúnen un grupo de amigos y amigas con intereses comunes para poner en marcha proyectos comunes, es natural que el fruto pertenezca a todos y a ninguno a la vez, tal y como le ocurre a la rosa del bolero cubano.

Esto es lo que nos sucede cuando algunos de los miembros de la Sociedad de Collage de Madrid decidimos sentarnos alrededor de una mesa para intercambiar, compartir, juntar, fusionar, recortar y pegar papel sobre papel bajo un tema acordado por los participantes. Las ideas de un socio complementan a las de otro que anteriormente suma las suyas a las de otro anterior. Así es como nacen los collages “cruzados”. Trabajos a 4 manos realizados con la única intención de dejarse sorprender por lo que el otro es capaz de aportar y en consecuencia, mejorar. Es la magia de compartir.

En las reuniones periódicas organizadas por la Sociedad del Collage, los trabajos van pasando de mano en mano y en cada paso, el collage muta en otra dirección sin destino aparente. El estilo que impregna el primer punto de vista, es modificado por el segundo, retocado por el tercero y finalizado por el cuarto, sobre quien cae la responsabilidad de respetar el trabajo de los anteriores ofreciendo un resultado final único y satisfactorio a partes iguales. Es una lección de compañerismo, de enriquecimiento artístico y, sobretodo de generosidad y respeto. Cada collage “cruzado” no tiene límites como tampoco los tiene la disciplina del collage. Cada miembro de la Sociedad desarrolla una tipología de collage que se multiplica cuando los estilos son intervenidos entre sí. Supongo que es el mejor camino para descubrir cosas nuevas. Y eso a día de hoy, resulta más necesario que nunca.»

Juan Carlos Monroy

(Letra D, Sociedad de Collage de Madrid)