Sociedad de Collage de Madrid.

Tijeras, pegamento y fraternidad.

PELOTAS en el Museo del Calçat, Mallorca.

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El jueves 19, a las 19:30 se inaugura en el Museo del Calçat la exposición PELOTAS, que la Sociedad de Collage de Madrid hizo con la colaboración de Camper.

La poesía visual con objetos es un género con mucha tradición. Quince artistas de la Sociedad de Collage de Madrid han afrontado el reto de que esos objetos sean unos zapatos Pelotas. Sus obras se presentan en el festival REC que se celebra en Igualada los días 1, 2, 3 y 4 de junio de 2016.

El zapato Pelotas se ha convertido en un símbolo para Camper, un icono reconocido a nivel internacional. Salió al mercado en 1995 como una alternativa a la zapatilla deportiva como calzado urbano, inspirado en la estética retro de los viejos balones de fútbol, basket o rugby fabricados en cuero y cosidos a mano. Se caracteriza por la suela con 87 esferas de caucho natural que es su seña de identidad. Sobre su concepto se han desarrollado a lo largo de estos años más de 650 versiones y variaciones, tanto de estilo como tecnológicas, manteniendo siempre el espíritu del modelo original. Es un clásico que evoluciona para resistir el paso del tiempo y de la modas. Lo aguanta todo. Incluso reinterpretaciones artísticas.

La ilustradora Elisa Gómez Sobelman bebe con frecuencia del surrealismo, y propone un onírico ejercicio donde la narrativa plasmada en el columpio, el carruaje, los caballos y los árboles sugiere un viaje a la infancia.

Eva Cruz Losada encuentra en el zapato una pareidolia inquietante en su expresión –¿está triste?–. Es quizá una de las piezas más poéticas de la muestra.

A Miluca Sanz, que dice ser recolectora, le interesa el arte que se confunde con la vida: la sorpresa, lo inesperado, el azar, los encuentros… y el tiempo, que tiene siempre una presencia protagonista en sus obras. En este caso, identificado en un viejo calendario atrapado en las ramas de una enredadera.

Virginia Losada es diseñadora en Canal+ y sus collages son siempre de gran pureza y minuciosidad. Plantea una escena bucólica descargando en los contrastes cromáticos la fuerza expresiva.

Álvaro Sobrino es editor y diseñador gráfico. Recurre a objetos encontrados –el brazo de un perchero, los cuernos que abrochaban una vieja trenka, el propio zapato– para conformar la cabeza de un elefante, a modo de trofeo de caza sin cazar.

Juan Cardosa, desde Barcelona, diseñador y agitador cultural, convierte con humor el zapato en un bólido de carreras –¡qué funciona!– pilotado por un viejo madelman.

Raúl Gálvez es un apasionado de la tipografía, de la tinta impresa y del papel, que camina entre el oficio de diseñar y el filo de las tijeras. Su pieza, de carácter escultórico, esconde quizá significados cabalísticos que no sabemos ver.

Aurora Gorrión propone siempre ejercicios poéticos donde el mar tiene un protagonismo recurrente, como en este escualo inquietante.

Ginés Nadal es director de arte y le basta con un #yesWeCut para definirse. Recurre al juego de palabras donde un “se admiten talones” muestra el zapato sin que ni siquiera sea necesario que esté.

La pieza inquietante de Raúl Gil propone la suela como paisaje en el que la guerra y el juego se muestran irreconciliables en un equilibrio imposible.

La delicadeza exquisita embarga la poética pieza de Mayte Ortega, un recoleto prado de flores bordadas que son en realidad rostros de fotografías antiguas. El textil que ha usado para hacerlas es del propio zapato.

Javier Serna propone convertir el zapato en un nido. Los personajes le confieren un aire mitológico a la escena, trabajada con generosidad de materiales.

Susana Blasco reside en Bilbao y ha realizado la pieza más delicada. Un pequeño árbol cuyas hojas caídas cubren por completo el zapato, transmite melancolía y sosiego.

Juan Vidaurre, diseñador de libros, opta por una pieza de contundencia sobrecogedora. Recupera un yunque de zapatero, de madera y hierro, para arroparlo con el espíritu del zapato materializado en las pelotas de la suela.

Yolanda Vinuesa, directora de arte de revistas, cede al sarcasmo proponiendo con rotundidad las punteras de los zapatos como la evidencia de un crimen.

 

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Esta entrada fue publicada el octubre 19, 2017 por en Exposiciones.